2 de enero
Lo más lindo de ayer fue pasar la yema de mi dedo índice por la geografía de la letra de mi abuela. En la contraportada de su libro de meditaciones diarias escribió, hace vidas atrás, el nombre de una de sus más preciadas amigas de la Iglesia. Acaricié el contorno de la letra en cursivo, como si al hacerlo estuviera tocando su rostro.
[2021]