¿Sabes lo que pasa con esto de la pandemia? Pasa que he llorado no como
una Magdalena esta semana. Más bien ha sido como un lloriquero tipo
cascada del ángel, la cascada esa que creo que queda en América del
Sur. Estoy tan cansada que nisiquiera voy a hacer un search online
para validar la información. No sé nisiquiera si es una cascada o
qué. En fin, ¿tú crees en la señales? Sé que es la pregunta más
irrelevante ahora mismo. Pero no sé. ¿Me acompañas a desenredar esto?
Acabo de colgar el teléfono luego de una larga conversación sobre las
señales. Es tan curioso el consejo ancestral que recibí: "no pidas
señales de cosas obvias". No pude evitar el silencio en honor a la
humanidad que me habita. Y es que pude ver tan claramente los recuerdos
de momentos claves en mi vida en los que usaba la idea gastada de poner
señales tan comunes como condiciones a todo lo posible. Ejemplo: "si me
llama esta persona hoy es por que está pensando en mí". Es como un
gran "duuuuuh, ¿no tienes una idea más original Yésica?"
Y es tan retante el poder salir de ese tipo de calles sin salidas con
respecto a la avenida sin semáforos de las señales. A ver. Piensa tú.
¿Recuerdas cuando fue la última vez en que propusiste una señal al
cielo? O, peor, ¿cuando le impusiste una señal a tu Dios?
Ahora, en mi caso, gracias al tiempo, me desvisto de ese tipo de
señales. Y al hacerlo, se abre tanto el mundo. Es una forma rara de
vivir. Sabiendo que las señales realmente las elige uno, consigo cada
día señales dispares a la vista de otros. Y para mí misma es la
disparidad, de estas señales que noto, la forma más real de reconocer lo que deseo o
no para esta vida.
Normalmente escribo con un propósito pero hoy lo hago sin eso, sin un
propósito externo definido. Y con ello, la mejor señal de mi
crecimiento como persona, como mujer, como gobierno propio: simplemente
ser, sin expectativa de lo que puedo ser para alguien más, para tí que
me lees, por ejemplo.
¿Y tú?
¿Qué señales te investas hoy?
Con amor,
YINQ©