Por más extraño que parezca, son las diez de la mañana de un domingo y en lo que pienso es en cómo la vida no hace más que simplificarse con el pasar de los años. Ojalá y lo hubiese sabido antes. Que la clave está en seleccionar una, dos o tres constelaciones de creencias y, acto seguido, actuar acorde a ellas… aun cuando nadie lo comprenda más allá de uno mismo. Con todo y el ojalá, reconozco que de nada vale intentar vestir o desvestir al pasado pues, con todo y sus disfraces y cancanes y canciones favoritas… fue lo necesario hasta traerme hasta aquí. A esta vasija de cerámica color Sol que ahora uso como florero, a esta mesa redonda de madera herencia de decisiones familiares, a este marco sobre mi colección de libros que sostiene mi foto favorita de mis padres sentados en un banquito de Lares en una tarde de mayo, a este pañuelo de colores opacos que me trae tanta luz, al silencio de la planta de crotón que a la mala he convertido en planta de sombra, al disco de vinil de Edith Piaf que aún no tiene su tocadiscos, a mi ukulele que me ha cobijado con tanta felicidad, a los souvenirs de mi hermana y mis amigos en cada rincón de pequeños espacios, a la imagen en blanco y negro de dos amantes franceses que alguna vez quisiera copiar.
"y la vida ahora le parece tan sencilla y transparente (...)"