¿Sabes por qué? Porque a mí me crecen flores también.

Y así fue como llegué hasta aquí, a la mesa de la esquina, a la que me trajo la mesera gentil de cabello rizo y violeta.  En su brazo sostiene un tatuaje de cherry blossoms.

“¡Qué hermoso tatuaje!” – le digo.

Imagino que sonríe pues tiene puesta su mascarilla y no puedo corroborar si sus labios han creado una media luna. 

“Me lo hice porque tengo una quemadura.  Quería acabar con ella.”

“Y ahora te crecen flores.” – le respondo bien segura y agradecida.

¿Sabes por qué? Porque a mí me crecen flores también.  Aunque nadie las vea, las siento desde la partícula 0001 de sus semillas hasta cuando dejan de germinar... hasta cuando se crecen y las trata de tumbar el viento y luego son tantos los pétalos que no puedo ni ver.  Me nublan poéticamente la mirada y comienza a ser difícil intentar apartar sus pistilos y estambres de mis párpados, es como si me desbordaran en polen casi todo el tiempo al caminar.

Entonces pasa otra mesera que me ha visto aquí antes. 

Me pregunta curiosa: “¿Has visto el menú de cafés de aquí?”

Le digo que no y a continuación se convierte en mi terapeuta sin que le pague por ello.   

“Pues mira, esto fue realmente lo que me convenció, lo que me hace venir aquí hasta en mis días libres: los cordiales de café.  Mi favorito es el kaffé frangelico.  De verdad que te lo recomiendo.”

Le contesto en afirmación estridente: “Sí, hay que expandirse.”

Ella no lo puede ni imaginar, pero me ha venido a confrontar con la responsabilidad de mi vida.  Y aquí estoy, expandiéndome al escribirte, al dejar que la vida me transforme hasta las papilas gustativas.  

Con amor,

YINQ©

posdata. Esta es la segunda parte de la narrativa que titulé Quiero Verte Hoy (Link: http://www.elvalsdelatarde.com/2021/03/quiero-verte-hoy_28.html)

{Fotos YINQ©}