hace mucho tiempo y, a su vez, hace muy poco. y, sin embargo, hoy sobre todo. me he topado con fotos viejas de madrid. con un pasaporte lleno de estampas de ciudades europeas a las que fui sin darme cuenta. significaba algo en su momento, pero no tanto como hoy con este nivel de conciencia y esta pandemia que no se agota. encontrarme ese pasaporte con mi visa de estudiante me hizo pensar en la larga cadena de eventos que nos hacen ser. eventos que nos vistieron a prisa de urgencia o curiosidad y otros que nos apertrecharon de sentimientos muralla con telas de miedo o desidia.
todo en cuanto a ellos ha sido perfecto. lo que ha brillado y hasta lo que se ha quedado hueco, por ejemplo... creando un espacio agudo para un respiro que faltaba, para nuevas preguntas, para ideas antes inconcebibles.
no existe tal cosa como la vida apropiada. existe solamente la vida. y hay veces que se llena de madrid, de la avenida monforte de lemos, de la plaza de castilla, de los viajes de fin de semana a aranjuez o a salamanca. y hay veces que no se llena de nada y, al no hacerlo, se desviste de todo lo irreal. precioso es el darse uno cuenta.
