la historia de Cedieu y su diligente sistema de memorias

Cariño,

Me dices, me cantas, me susurras que un café no le cambia la vida a nadie.  Y yo no puedo hacer más que observarte mientras a propósito, en lugar de pedir sin mucho rodeo un cappuccino, miras con detenimiento el menú que te da el gentil mesero... y yo no puedo hacer más que observar cómo es que en lugar de ir a la esquina de la página, donde aparece la lista de las bebidas calientes, lo que haces es mirarme fijamente y preguntarme con toda la fuerza del mundo si voy a querer el vino tinto o blanco.  
Cariño, mejor volvamos al tema del café, que esta arritmia lo que hace es invitarme a clausurar todas las puertas de mis preguntas para que nunca te vayas de mí, a querer que se acabe el tiempo en este espacio adornado de un Guayacán viejo, diligente, ilusionado.  ¿Acaso crees que soy lo suficientemente distraída como para no notar lo que pasa?  ¿Como para no notar lo que pasa dentro de tu hermoso sistema de memorias?  Pasa que de la semántica caes sin paracaídas en la memoria implícita y te das cuenta de que he estado escrita en tu alma sin vocales ni consonantes todo este tiempo; que lo que haces, que lo que no haces, que lo que quieres, que lo que no quieres, tiene algo de mi apellido involucrado y algo de la forma en que tomo tus manos como quien toma un secreto o intenta guardar un milagro.  Pasa, Cariño, que, como te he venido diciendo, se convierte en algo físico esto de nosotros.  Sí.  Algo físico por que ya tiene canciones y días concretos, miradas específicas, boletos de embarque, chistes, intemperie, y desnudez.


Me dices, me cantas, me susurras, Cariño, que has tomado el autob
ús de sur a norte por el simple hecho de toparte conmigo como quien no quiere la cosa pero la quiere de verdad.  Y luego, horas después, quizás menos de seis horas después te limitas a darme los buenos días a eso de las cinco de la madrugada, junto a una descripción verbatim de tu más reciente atardecer.

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-desde el Café Marcell's-



{Texto y Fotos YINQ©}

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Primera parte: La historia del hombre que me habló de las manzanas verdes por primera vez