todo lo que soy

me permito quererte, san juan

sobre estas nubes tengo simples verbos una receta de boleros, por ejemplo vestidos de luz y con sabor a verdad me permito quererte, san juan con tus atardeceres tremendos con tus risas disonantes con tus miedos y promesas me permito quererte, san juan --- como siempre, Y. Isabel

Todo sucedió rápido.

Todo sucedió rápido.   Aunque fueron en realidad años, un momento súbito de cambio se me enganchó en las orejas y me hizo redirigir mis pasos sin mayores preguntas.   Todo comenzó cuando abordé la reflexión acerca del propósito de la vida en una callada tarde pandémica.   Andaba por alguna callecita de Manhattan, sola y con un frío atroz.   Recuer…

solemne

justo al lado del espejo, en la esquina llena de colores, le sorprende el primer rayo de sol.  le saludan avivadas varias postales del mundo propio y pequeño.  en suma, el recorrido de sus pasos por la tierra.   -recuerdos

No sé si hablarte primero del 201 de la calle de la Luna.

No sé si hablarte primero del 201 de la calle de la Luna o del 203, su vecino.   El 201 está entre el 199 ─ Villa Gabriela­─ y el 203, como bien pudiste anticipar sin mucha complicación; perdona los rodeos.   Es una fachada memorable la del primer piso.   Tiene dos ninfas perpetuas aguantando dos jarrones, presumo que simbólicamente hechos de barr…

Y es que, mamá, cuando digo que quiero ser como tú, lo digo con la verdad más verdadera de mi vida.

30 de agosto de 2015 Quisiera, mamá, atender este asunto desde lo privado y lo incompleto.  Pero no se me da.  Es que la historia de mi vida no me lo permite.  Me creo, me construyo, a través del intercambio sin fin con este mundo público y completo que hemos creado.  A mi izquierda, mamá, una escena típica de la vieja ciudad de San Juan: cas…

sé que me entiendes, Peque

pienso en la calma.  la que tengo y la que me falta.  es tan de otro mundo reconocer que ambas pueden coexistir: calma sobre algunas cosas, falta de calma sobre otras.  amor sobre algunas cosas, falta de amor sobre otras.  y así sigue la ecuación.   sé que me entiendes, Peque.  sé que sientes igual y aún más los domingos.   cuando se va agotando…

¡Bienvenidas las luces salvadas de la sombra!

Para siempre.