Entre líneas

    La historia continuó gracias al cofre que descansa sobre mi mesita de noche.  Nunca me había puesto a pensar con tanta intención acerca del tanteo.  “¿Estas o estas?”, suele ser la pregunta inicial.  En ocasiones camino lo suficientemente lejos del cofre como para pensar que ya la decisión está tomada.  Pero luego llega el desplazamiento de la memoria.  Casi siempre comienza cuando ya voy atravesando el umbral de la puerta de mi cuarto, rumbo al espejo.  Nuevas preguntas se hacen casa en mí.  Reviso mi atuendo mirándome de pies a pecho.  El acto dura hasta que entonces llego al fin frente al espejo —que muy a propósito está puesto fuera de mi cuarto.  La mirada al fin llega a la altura de mi rostro.  Noto entonces los aretes del día, por primera vez puestos.  Colgados con amor pero con duda, flotando de las orejas pero con la sensación de no pertenecer al día que corresponde.


    Ayer me detuve en mi primera vuelta al cofre.  Quizás tuvo que ver con la historia que compartí hace unos días acerca del miedo a ser vistos.  “¿Por qué tanta duda con ponerme o no estos aretes rimbombantes para el trabajo?”, me confronté.  Fue aquí que, como ya anticipé, llegó la memoria.  


    Hace unas semanas, una de las personas con las que me encuentro regularmente se quedó en silencio al mirarme aparecer en la pantalla de su celular.  Era la primera vez que me movía de mi espacio de siempre.  Por lo mismo, le estaba mostrando un fondo diferente, uno más creativo de mi apartamento.  Por la naturaleza de mi profesión es preferible ser "más neutral", o al menos eso dicen los libros de ética.  Así que casi fue una revolución el acto breve de decidir cambiar el espacio desde donde me presenté al encuentro. Ese día no pasó nada más.


    En uno de los encuentros de seguimiento recibí el entre líneas temido.  “Me frustra tanto ver a las personas que lo tienen todo.  Que tienen sus vidas, sus estilos. Me hace pensar que yo no lo tengo.”  No debo decir que esto fue verbatim lo que recibí, pero sí fue en esta línea, ¿o así lo recuerdo?


    Entonces ayer lo entendí al pensarlo frente al cofre.  ¿Dónde comienza y termina la fina línea entre lo propio y lo del mundo?  Con razón tanta preguntaera de mi parte con respecto a la bobada esta de si llevar o no aretes rimbombantes.  Conclusión:  los usaré más a ver qué nueva información me regalan.


Con amor,

Yo