Y, sin embargo, tú

Me he propuesto escribirte.  Con ganas y con menos nostalgias.  Me gustaría que al recibir esta carta te encuentres tan bien como sea posible.  Quizá, también, que hayas podido encontrar tus espejuelos mucho antes de posar tus ojos en mis letras.  No vaya a ser que termines leyendo que ando por Las Vegas y que me he casado con Elvis.  


Esta es la única verdad: te pienso.  Y como te dije ya, cuando escucho boleros no pienso en amores de esos pegajosos y de asfixia romántica, en realidad en quien pienso es en ti. Y en lugar de lo gris y lo pesado, ahora que lo siento, lo que me sobrecoge es la luz de tu mirada.  Sí, la mirada que ha vivido más que el Sol.  Sí, porque no sé tú, pero yo pienso que el Sol sólo puede ver sus rayos; le imagino silente imaginando a la vida en la Tierra, queriendo tocar la arena con sus manos y, sin embargo, tú, por tu lado, no sólo le ves a él en su intento, sino también a tantas otras maravillas... como la sección de deportes en el periódico, el show del medio día que te hace dormir luego de varios minutos, tus hijos, tus nietos, tu comida de los domingos (tu favorita).  


Te amo, por vivir en los boleros.  Te amo aunque no tengas computadora y ni siquiera celular.  Te amo porque no has necesitado de nada de ello para entender a la risa o al amor.



¡Abrazos dulces!


Yésica Isabel

19 de diciembre de 2022