concertarlo.
Para escribirlo,
crecerlo
de nubes, hojas y boleroglam.
Para
escucharlo, al fin.
Tocarlo y, con ello, invitarlo
suave y sereno
justo y piadoso
a la mesa del caucus.
Con inquietud amorosa,
Yésica Isabel
concertarlo.
Para escribirlo,
crecerlo
de nubes, hojas y boleroglam.
Para
escucharlo, al fin.
Tocarlo y, con ello, invitarlo
suave y sereno
justo y piadoso
a la mesa del caucus.
Con inquietud amorosa,
Yésica Isabel